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jueves, 19 de enero de 2012

El Baloncesto y el sexo


 Primera Parte

Era entrenador de baloncesto, en aquella época no me preocupaba demasiado por las chicas, fue entonces cuando me ofrecieron ser entrenador de un equipo de sub21 femenino. La idea me seducía ya que nunca había llevado un equipo femenino y las referencias de las chicas eran muy buenas, por lo tanto me decidí a lanzarme a la aventura de llevar tal equipo a mi cargo.

Todo era genial, había victorias y derrotas pero la diversión junto con el buen ambiente creado hicieron que todos estuviéramos muy cómodos. Mis métodos para poder dirigirlas, tanto en entrenamientos como en partidos, funcionaban perfectamente. Tal era la confianza que mientras ellas se cambiaban post entrenamiento o antes o después de los partidos, con la charla de ese momento según resultado y objetivos, ellas se cambiaban y aseaban conmigo paseando y hablando por el vestuario sin ni siquiera molestarse por mi presencia.

Los días pasaban y uno no es de carne y veía a las chicas atractivas y se fijaba en cual esta mejor o peor, cual cae mejor o peor y porque no con cual se puede lograr algo y con cual no. En ese tiempo de pensamientos fuera del baloncesto me di cuenta que una de las chicas me seguía mucho el juego, se pegaba mas que las demás, ademas a veces habíamos salido juntos tras los partidos a tomar algo y la verdad había muy buen royo. En una de esas salidas una tarde noche, ambos muy animados por culpa del alcohol, empezamos a tontear mas de la cuenta. No me importaba que fuera una de mis jugadoras, ahora no, ahora era una chica mas y atractiva que ademas me seguía el hilo.

- Tengo que decirte algo entrenador – esa palabra en ese momento no me gusto pero su entonación fue un tanto estimulante
- Dime, soy todo oídos – esas palabras mas que decirlas las balbucee
- Pues – Realizó una leve parada – Me pareces atractivo y me gustaría besarte

Mi cara de impresión, pese al alcohol, fue de libro. Me repuse como pude y deje la copa, que en ese momento tenia en la mano, para poder dirigirme a ella pareciendo mas convincente.

- Pero eres mi jugadora ¿que dirán tus compañeras? - pregunte algo sobresaltado
- Hay alguna mas que le pareces guapo y el roce hace el cariño – Si eso dicen pensé
- Ya, pero eso no tiene nada que ver
- Me dirás que no nos miras con ojos de lobo – me dijo muy directa
- Hombre no te voy a negar que os miro, pero es normal, yo soy...
- ¡Ya lo se! - me corto en seco – me dirás que esto no te gusta – Me agarro la mano y la puso en su cintura
- Si me gusta pero...

Mi mente y mi cuerpo me jugaban una mala pasada, mi mente y mi razón me decían que no sería correcto darla el gusto, que podría tener problemas, pero mi cuerpo era de hombre y la chica era atractiva su cuerpo era moldeado por el trabajo del deporte y me excitaba la idea de tener sexo en el vestuario con alguna jugadora, pero de nuevo me venia a la mente el tener un problema o que nos pillaran. Sin mucho mas que decir me besó y tengo que decir que no me aparté porque me gustaba lo que estaba pasando. Era muy morboso pensar en tener sexo con una de las jugadoras, verla por la pista y pensar “si, con esa me he acostado”.

El beso era profundo, su manera de mover los labios y la lengua me resultaba sensual, momento en el que un escalofrió me recorrió el cuerpo. Con los primeros achuchones por parte de ella que se arrimaba en busca de mi cuerpo. Al alcohol se le pasaban los efectos asique pude reaccionar. Me aparte de ella.

- Esto no puede ser, no es correcto, si no fuera tu entrenador quizá pero lo soy – replique tras el bes
- Si no fueras mi entrenador no te conocería muy seguramente – añadió a mi frase ella un poco molesta
- Quizá si, quizá no, no lo podremos saber – Tras acabar la frase ella bajo la cabeza y asintió resignada – Creo que es hora de ir a casa ¿Te acompaño a casa? - continué mirando el reloj que marcaba ya unas horas importantes
- Si, por favor

Me había excitado si, era muy tentadora la idea, demasiado incluso, de hecho me fui a casa con un buen calenton y una pequeña borrachera. Al dejarla en la puerta de su edificio ella volvió a intentarlo, esta vez estaba mas sobrio y pude evitarla para que su beso fuera a mi mejilla y no a mis labios. En el camino a casa repase un poco la situación mentalmente, no sin antes pensar que había hecho lo correcto, mi mente se puso a pensar en verde, ya la había visto muy ligera de ropa pero me imagine agarrala los pechos tirada en la cama o que su boca estaba jugando agilmente con mi pene, de nuevo me calenté. Una vez en casa no podía quitarme esas imágenes de mi cabeza y claro esta me masturbe con una ultima imagen de ella arrodillada delante miá y lanzando mi corrida en su cara, es cierto que estaba condicionado por las películas porno.
Pasó una semana y los entrenamientos fueron muy normales, aunque seguía habiendo miradas furtivas y mi mente aun pensaba en esas imágenes mientras me masturbaba. Hubo un día de entrenamiento que las chicas entraron al vestuario a cambiarse y yo, como es de costumbre, entré para dar mi charla tras el entrenamiento. Todas salieron al acabar mi charla, menos ella que ese día se ducho la ultima. Me vino entonces a la mente que nos habían dejado solos y yo tenia las llaves, en ese instante las imágenes de ella frente a mi arrodillada o cualquiera que conllevara penetrarla, me vinieron a la cabeza. Por supuesto me excite y mi miembro empezó a saludar.
Ella salio de la ducha únicamente con envuelta en la toalla, ella también sabia que estábamos solos.

- ¿Me acercas mi mochila? - Me dijo muy dulcemente
- Si, claro, aquí tienes – me acerque para darla la toalla

Ella sostenía la toalla muy levemente con una mano, que obviamente fue la que uso para coger la mochila, hasta que cayó al suelo la húmeda toalla. Mantuve la mirada unos segundos pudiendo verla de cuerpo entero desnuda, ahora si que estaba excitado y no sin razón.

- ¿Que haces? Ten cuidado, tapate – Dije girando la cabeza, aunque no quería girarla.
- Perdona ¿Te molesta que este así? - su sutil voz endulzaba mis oídos y me volví de nuevo para verla
- Pues...- no fui capaz de articular palabra
- Vamos, admite que te gusto, desde aquella noche veo como me miras y tienes deseos conmigo – era muy atrevida y no se quedaba ahí – y me aventuro a decir que as pensado mas veces en mi y no como jugadora ¿Me equivoco?
- No – dije resignado - la verdad es que después de la otra noche te he imaginado mas cerca de mi – dije muy correctamente
- ¿Así de cerca? - me susurró prácticamente mientras pegaba su cuerpo al mio – veo que alguien al menos se ha alegrado de verme así – dijo mirando hacia mi entrepierna

Mi cara sonrojada fue increíble, no podía estar mas cortado, una de mis jugadoras estaba delante miá sin ropa y queriendo tener sexo conmigo. Una de las fantasías que quería realizar se podría cumplir en aquel mismo momento.
Vi como se acercaba mas y mas, se disponía a besarme y no me moví, no quería moverme ya no me importaba. Nos volvimos a besar y esta vez nos agarrábamos y tocábamos con las manos, yo cuidadoso no quería ir tan rápido pero ella cogió mis manos y las puso en sus muslos, los cuales estaban duros y prietos por el deporte.

- No, no debemos – la deje de besar y me di la vuelta

Ella me agarro del hombro y comenzó a susurrarme al oído.

- No te preocupes, no diré nada, no tiene porque salir de aquí, en el fondo quieres que lo hagamos – sentirla como rozaba mi cuello sumado a su tono sensual me volvió loco.

Dándome la vuelta de nuevo fui yo esta vez el que la beso mientras me quitaba la camiseta. Ya todo me daba igual tenia una idea en la mente, esa idea era follármela, tirármela en el vestuario.
Con mucho ímpetu ella me metió mano bajo el pantalón de chándal, llegado hasta mi duro miembro, yo ya estaba muy excitado y el cuerpo solo me respondía de manera impetuosa y acalorada, de forma que, en uno de esos golpes de calor y excitación, la coloque en uno de los bancos dispuestos para poder sentarse. Seguí besándola bajando por su suave y mojado cuello, ya que aun estaba algo húmeda tras la ducha, y llegando a los pechos los cuales bese, mordí y lamí como si fuera la ultima vez. Me resulto muy estimulante ver como su piel respondía mis estímulos. Mi mano fue a parar a su entrepierna, su húmeda vagina estaba dispuesta para todo en aquel momento, tanto era que mis dedos no tuvieron impedimento para entrar en ella. Su gesto fue cerrar los ojos, mirar hacia el techo y aspirar fuertemente aire mientras el brazo que me rodeaba el cuello me obligo a acercarme mas a ella.
Mis movimientos con los dedos la excitaban mucho y lo que ella me hacia con la mano también me excitaba. Su flujo empezó a ser muy abundante y sus gemidos muy notables, estaba claro que aquello la excitaba mucho y debo comentar que a mi también. Cada vez aumentaba la velocidad de mis movimientos y cambiaba la forma, profunda penetración, poca y rápida, en círculos, de todo un poco con tal de que ella disfrutase.

- Tus dedos son geniales, pero me tienes que follar ya, me tienes empapada – comento muy caliente – Tu polla acabará lo que han empezado ellos

Acto seguido me quite los pantalones me baje los bóxer y mi pene, que ya tenia duro gracias a la masturbación y la excitación que ella misma había creado en mi. Al penetrarla ambos gemimos a la vez, la metí hasta dentro mi polla y que gusto me dio. Un hormigueo me recorría las piernas y la mente me decía, “vamos tiratela ya, que grite de placer”, y fue eso lo que hice.

Estando ella en el banco boca arriba me decía sin parar “si, vamos, follame, me encanta, oh dios si” y un largo etc de palabras afirmando que le gustaba como lo estaba haciendo. Ambos gozábamos con lo que estábamos haciendo.

En pleno apogeo de nuestro polvo escuche un ruido pero no le hice caso, poco después las puertas del vestuario se abrieron dejándonos a la vista de quien estuviera entrado. Se me había olvidado echar la llave, menuda mente la mía que por culpa del calenton del momento. Era una de las chicas del equipo, se le cayo la mochila del hombro al vernos en aquel instante.

- Lo siento, no quería molestar, se me olvido...bueno no hace falta
- ¡Oye! Espera – rápidamente salí detrás de la “intrusa” aun sin ropa
- Dime, yo no quería molestar – dijo muy cortada, aunque he de decir que me miro todo y cuando digo todo es todo
- Esto no es lo que parece nosotros dos, solo a sido – me salieron solo palabras a medias
- No te preocupes, no diré nada

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