Más fantasías, más historias que contar. Como todo tiene un
principio y este se inicia con la desgracia de una lesión en un partido, maldita
la mala suerte, luxación de rodilla un poco dolorosa.
Viaje al hospital y una noche en observación que remedio. Tras
las visitas rutinarias de la gente y los médicos, siempre tan atenta toda esta
gente, toca quedarse solo.
Estaba en una habitación para mi solo ya que no tenia a
nadie en la cama de al lado, tuve suerte porque normalmente se comparte la habitación
entre dos pacientes. Durante las pruebas me tocaba ir en silla de ruedas y una
enfermera muy simpática estaba a mi lado casi continuamente, creo que no tenia
mucho trabajo asique me daba mucha conversación. No era muy esbelta y guapa
pero su carita redonda y sus pechos llamativos la hacían tener un encanto extraño
pero atrayente, como se diría entre amigos “yo la daba”.
Tras radiografías, fisioterapeutas y médicos me llevó a la habitación
para relajarme y pasar unas horas que me quedaban para saber los resultados.
Ella siempre me miraba con una sonrisa y se reía de mis chistes malos. A veces
incluso me daba cuenta que no paraba de mirarme el culo, con las batas que te
ponen que dejan poco a la imaginación es normal.
Ya en la habitación y tras unos comentarios un tanto
tontorrones, lancé unos cuantos comentarios picantes para ver como reaccionaba,
me senté en la cama y ella cerro la puerta. Tengo que decir que ver sus pechos
tan cerca me tenia desconcertado y algo alterado. No tenia nada que hacer y
parece que mi amigo respondía a esos pensamientos y recuerdos de la enfermera
asique comencé a masturbarme. Con la oreja puesta en el pasillo para que no me
pillaran mi imaginación hacia el resto.
En lugar de la bata sosa y recta que llevan las enfermeras
normalmente, me la imaginé con una más ceñida luciendo figura y con unos labios
carnosos rojos, medias negras con liguero de encaje y con una mirada penetrante
y morbosa. ¿Así quien no se calienta? Mi mano empezaba a bombear y a darme
placer y no podía dejar de pensar en mas detalles de aquella mujer, como se
desabrochaba la bata despacio escurriendo su mano por su cuerpo desnudándose en
mi mente solo para mi. Dejando ver sus voluptuosos pechos con un sujetador
negro y rojo precioso que realzaba aun mas sus bellezas. Hacia gestos de vicio
con la lengua y los labios mientras sus manos se hundían más en su cuerpo, mas
abajo, mas abajo.
Mi mente ya no estaba atenta de la puerta y solo podía seguir
pensando en masturbarme, los movimientos eran ya muy rápidos y se había endurecido
hasta el límite. Ya podía ver como se estaba quitando el sujetador y mostrándome
todo su esplendor, como se lamia los pezones y como los retorcía ligeramente
con una mezcla de placer y dolor hasta erizarlos.
Tenía los ojos cerrados y gemía ligeramente cuando de
repente la puerta se abrió, era la enfermera. Se quedó entre sorprendida y
asustada, no se movió durante unos instantes y mi respuesta únicamente fueron
balbuceos sin sentido intentando darle explicación a la situación. Me dijo que
tenia un rato para tomar algo y había venido a seguir charlando aunque me lo
conto cortada la pedí que se quedara. Me daba vergüenza porque estaba masturbándome
con imágenes de ella. Cerró la puerta y se sentó en una silla cerca, durante un
rato no cruzamos palabra alguna y de reojo me miraba el bulto pues aun seguía ahí.
En un alarde de valentía ella me preguntó que en que pensaba
y fui demasiado sincero asique la dije lo que había tenido en mente no sin
antes maquillarlo un poco para que no se asustará. No solo no se asustó sino
que encima me contaba que algunas compañeras si que vestían por debajo con
ropas de encaje. En ese momento ella me mostró un tanga negro muy sugerente y si
mi amigo había bajado un poco su intensidad la recuperó inmediatamente.
No supe que decir y
ella se percató de mi nueva vigorosidad y que me había gustado la imagen. Como había
pensado en ella me dijo que ahora ella pensaría en mi un poco. Cerró la puerta
con llave ya que ella tenía las llaves de las habitaciones y retiró mi bata
dejando al aire toda mi cintura. Sorprendido no opuse resistencia y ella comenzó
una felación hospitalaria de urgencia según sus palabras. Creo que le gustaba
ese juego de “médicos y enfermeras”.
La lengua era muy traviesa y mas que metérsela en la boca lo
que hacia era lamer y humedecerme, los pelos de los brazos se me erizaron y no
pude aguantar un resoplido profundo de placer. De arriba abajo sin parar pero
sin prisa, me acariciaba la punta del glande y me masturbaba con sus manos
mientras tanto, con ese tipo de cosas solo quería que subiera encima mía y
disfrutara mas profundamente de lo que estaba probando con su boca.
Pude ver como se metió mano en un pecho mientras jugaba conmigo,
el juego la excitaba y mucho al parecer. Se desvistió rápidamente diciéndome que
tenían poco tiempo asique fue directa. Se puso sobre mí y dejo que su propio
peso hiciera que me clavara dentro de ella. Se mordió el labio en signo de que
tenia que aguantar los gemidos, tuvo mucho cuidado de no hacerme daño en la
pierna pero aun así era enérgica en sus movimientos. Con la primera envestida
pude notar como estaba de mojada porque mojo mis partes también, no podíamos ser
todo lo salvajes que nos hubiera gustado pero se hacia lo que se podía.
La situación ya de por si calentaba bastante y yo ayudaba agarrándola
los pechos y pellizcándole los pezones mientras ella se mordía un dedo y se
apoyaba en mi pecho para no caerse y poder seguir moviendo la cintura. Sus
movimientos pélvicos eran muy dulces y suaves, como bailar muy pegados exóticos
y morbosos pero dulces y atrayentes.
La realidad supera a la ficción y aunque en las fantasías
todos imaginamos miles de cosas esta situación era demasiado excitante. Tenía
varias agravantes, era con una enfermera, la enfermera era un tanto juguetona y
dulzona, la incertidumbre que da que te puedan piyar y con ello tener que
reprimir gemidos y ruidos varios. Todo ese cocktail hace que te excites mas y
que notes como la piel reacciona ante los estímulos que te dan.
Oí sus gemidos a través de sus labios cerrados y para
motivarla mas hasta la di un cachete en los muslos, la gusto seguro porque aumento
el ritmo durante instantes para parar al final cerrando los ojos y poniendo la
cabeza hacia atrás en signo de que había llegado al orgasmo.
Bajó a mi altura a besarme y me dejó caliente duro y muy
dispuesto a seguir, su argumento fue que tenia que marchar un momento a ver si
la necesitaban. Entre gracietas y risas antes de marchar dijo que la operación “orgasmo
necesario” había sido un éxito y que no me dejaría a medias mucho tiempo. Cogió
un post-it y su boli del bolsillo de la bata y me dejo su número y su correo
para que la llamara por la noche ya que no tardarían en darme el alta.
Me levanté para ir al baño sorprendido aun erecto e
insaciado, solo pude pensar en llamarla a la noche para acabar la tarea que había
dejado sin final.
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