Por Luis Lorenzo
Él está de espaldas a mi sentado en el borde de la mesa de pino del salón. Nunca me habría imaginado que el terminara en mi casa y menos aún que se me pasaran por la cabeza los pensamientos que en estos momentos tengo. Simplemente lo había considerado un amigo, alguien con quien compartir un café, una tarde en una terraza, una noche de copas, una cena,... pero nada más. Y ahora, sin embargo, me encuentro observando su espalda sin poder apartar los ojos de su torso desnudo. Yo que siempre he sido tan precavida y cauta, me he sorprendido a mi misma cuando, sin querer, le he lanzado a la camisa que llevaba la taza de café que le he preparado después de cenar sólo por tener una escusa de verlo semidesnudo.
Cuando hace varios días atrás le invite a mi casa no creía que
deseara llevarlo a mi habitación y sin dejar que pudiese reaccionar ni tan
siquiera un segundo probar el néctar que contiene su boca y para que me hiciera
suya salvajemente. Sí, pensándolo fríamente necesito un hombre en mi vida,
llevo un tiempo sin estar con nadie, podría decirse que ando algo
desesperada..., pero ¿por qué con el ahora? Reconozco que siempre me ha
gustado un poco, pero nunca me había imaginado con él hasta esta tarde cuando
ha aparecido en la puerta de mi casa con esos vaqueros desgastados que sabe que
tanto me gustan y con una camisa ajustada que nunca le había visto marcándole
cada músculo de su torso. Entonces, si me apetece disfrutar con él, ¿por
qué me lo planteo tanto y no me dejo llevar y que suceda lo que suceda?
"Pues sí, como diría Sandra, me tengo que soltar mas la
melena... Hoy va a ser el día y que suceda lo que sea."- Me coloco bien el
sujetador y el vestido para que el primero quede en su lugar realzando
mis pechos y el segundo muestre más. Por suerte, hoy me he puesto algo más
cómoda y en lugar de llevar como habitualmente tacones llevo unas manoletinas.
Disimuladamente me voy acercando a él sin hacer apenas ruido y le rodeo
con mis brazos por la cintura dándole un beso en la mejilla, apretando con mis
senos ligeramente su espalda y diciendo...-¡Sorpresa! Perdona por el manchón de
la camisa, no era mi intención...- poniendo mi mejor cara de niña buena.
Noto como sorprendido se ruboriza pero no se desembaraza de mi
abrazo y eso me anima aun más a seguir con lo que me he propuesto que no es
otra cosa que tener una noche loca con él. Sin girar la cabeza para que
crea que no he notado como su cara ha cambiado su tonalidad a un rojo un poco
mas intenso me dice que no pasa nada, que son cosas que pasan y le puede suceder
a todo el mundo.-Gracias- le contesto y aprovechando la situación le
abrazo un poco mas fuerte para que note bien mis pechos en su desnuda espalda.
Al intentar darle otro beso en la mejilla la gira rápidamente la cabeza y
nuestros labios por un suspiro se rozan. En ese instante él ha dado el paso
definitivo, yo debería deshacer el lazo que he hecho con mis brazos en su
cintura, si en realidad no quisiese hacer nada con él, pero estoy decidida de
ir hasta el final, por lo que, aun conociendo a que me va a llevar mi decisión,
mantengo mis manos entrelazadas en la misma posición.
En ese momento él se gira ciento ochenta grados y se queda
enfrente mía mirándome directamente a los ojos. Sin apenas tiempo a decir
nada él se lanza a por mi boca como si la vida le fuese en ello. En el momento
que nuestros labios se tocan, la fuerza con la que ha iniciado, en un
principio, el movimiento se convierte en el momento del contacto en dulzura y
pasión. El entreabre un poco la boca a la vez que la mía se deja llevar por su
movimiento e introduce la punta de su lengua hasta tocar con la mía y comienza
un pequeño juego entre ellas que me hace tener más ganas de él. Sus
brazos rodean mi cintura y una de sus manos acaricia mi espalda.
Al notar su contacto, sus brazos tensos agarrándome, su carnosa
boca presionando dulcemente mis labios, su cálido aliento alimentando el mío y
su lengua buscando incesablemente la mía, siento como el calor inunda cada
centímetro de mi cuerpo. Quiero que me haga suya, notarlo dentro de mí, no me importan
las consecuencias que pueda acarrear, solo quiero que los dos nos dejemos
llevar por la situación y nos abandonemos a la lujuria.
Me libero de su agarre y doy tres pasos hacia atrás. Juego un
poco con él obligando a que se levante si quiere volver a acercarse a mí. Lo
hace. Quiere que esto suceda tanto o más que yo. Nos volvemos a besar, esta vez
con urgencia, como si fuera el último día de nuestras vidas. Al hacerlo me
curvo un poco hacia atrás y hago que él se apoye un poco en mí notando su miembro
endurecido. Esto hace que comience a notarme algo más húmeda. Una de sus manos
me agarra por la espalda sujetándome. La otra me ha cogido por sorpresa un
pecho. Al notar el contacto me sobresalto, pero por una décima de segundo, al
instante me dejo hacer. Mis manos están aferradas en su trasero apretando su
cuerpo hacia mí. Quiero llevármelo a la cama. Necesito conducirlo hacia ella,
pero me quedo quieta unos segundos más notando como su urgencia se une a la mía
y nos convertimos en dos animales en celo.
De pronto el para de besarme y recorrerme con sus manos todo el
cuerpo. Se queda parado a centímetros de mí y me dice que nos vayamos a
mi habitación si no quiero que me folle allí mismo. Si por el fuera estoy
segura que me empujaría hacia la mesa, me subiría el vestido y sin
contemplaciones echaría a un lado el pequeño hilo que llevo como tanga
para penetrarme hasta derramarse dentro de mí. Estoy tentada a dejarle hacer a
rendirme por un sexo salvaje y primitivo. Pero si dejo hacer lo que él quiere
puede que me quede a medias, que no llegue al clímax y todo lo que espero de
este momento se caiga como un castillo de naipes y comiencen las disculpas, los
lamentos y las escusas. Y la verdad no me apetece llegar a ese punto.
Le cojo de la mano y sin decir palabra le meto en la habitación
empujándole hacia la cama. Cae boca arriba con los brazos extendidos en cruz
mirándome alternativamente a los ojos y a los pechos. Quiere desnudarme ya.
Pero, ahora lo tengo a mi merced, espero unos segundos mas fuera de su alcance
así me deseara aun más de lo que me desea ahora. Son unos segundos
interminables para los dos. Ya puedo hacer con él lo que quiera. Soy su dueña
para unas horas.
Me tiro encima de él con las piernas entreabiertas para que las
suyas queden dentro de las mías y vuelvo a colapsar su boca con un beso húmedo
y pasional. Su miembro vuelve a encenderse y noto como crece dentro de su
pantalón. Eso me hace continuar y excitarme aún más. Me agarra el culo con
ambas manos por debajo del vestido. Comienzo a moverme para delante y atrás.
Tengo mi sexo ardiendo y la parte delantera de mi tanga está completamente
húmeda. Una de sus manos se resbala intencionadamente hacia abajo buscando mi
vagina. Dejo de besarle, le cojo la mano y le susurro al oído
mientras sigo moviéndome, -aun no, no quieras descubrir todo antes de tiempo- y
le muerdo el lóbulo de la oreja. Bajo a su cuello, comienzo
a besarle y a darle mordiscos suaves, su piel se eriza y
comienza a respirar más fuerte. Cada vez le noto mas caliente y eso me estimula.
De pronto el asume el control. Se incorpora. Ponemos nuestras
caras frente a frente y agarrándome por la cintura me da la vuelta haciendo que
mi espalda toque la cama. Comienza a besarme en la boca, pero por poco
tiempo, desea conocer todo mi cuerpo así que baja a mi cuello, lo besa y lo
acaricia con su lengua para que mi excitación sea máxima. Vuelvo a mover mis
caderas y él acompasa su movimiento al mío.
Siento como desea desgarrar mi vestido para, acto seguido,
arrancar mi sujetador y mi tanga. Pero le acerco más a mí metiendo la mano
por dentro de su pantalón. Él coge el tirante de mi vestido y mi sujetador y
los echa a un lado para abrirse camino a mis pechos. El vestido ya me llega por
la cintura. Al darse cuenta cambia de táctica y en un suspiro me quita el
vestido sacándolo por encima de mi cabeza. Este movimiento hace que me
incorpore y aprovecha para desabrocharme el sujetador con una sola mano. Yo
termino el trabajo quitándome el sujetador completamente y lanzándolo a
cualquier lugar. Se queda colgando el pomo de la puerta. Ya con los senos
al aire volvemos a unir nuestros cuerpos. Cada vez hace más calor en la
habitación. La temperatura de nuestros cuerpos caldea tanto la habitación que
la sensación es como la de estar al lado de una hoguera en un día frío. Sientes
como te abrasa el cuerpo pero es agradable. Le desabrocho el cinturón y le
quito el pantalón.
Ya está como yo prácticamente en cueros. Me fijo en el bulto que
esconden sus boxers Emporio Armani y comienzo a salivar. Tengo ganas de comerme
lo que ahí esconde. Le agarro su miembro totalmente hinchado y un gemido de
placer se escapa de su boca. Me sonríe y le devuelvo la sonrisa. Acto seguido
de abalanza de nuevo hacia mi. Esta vez estoy bien preparada y subo mis piernas
entrecruzándoselas en su espalda. Mi sexo desea tenerle dentro, que se
introduzca hasta el fondo y que se derrame dentro de mí, pero aun llevo el
tanga puesto. "Que me lo quite ya"- pienso.
Al momento como si leyera mi pensamiento me quita el tanga de un
plumazo. Por suerte me había depilado días antes y estoy dispuesta a recibirle.
Me abre un poco las piernas y se queda observando, hipnotizado, mis
labios. Adelanta su mano lentamente como si tuviese miedo a que le rechazase.
Pero si lo estoy deseando... Ven a mí. En cuanto sus dedos rozan mi sexo me
abalanzo a por él. Siento como busca mi clítoris y comienza a masajearlo
mientras le beso entre jadeo y jadeo. Estoy mojadísima, excitada y deseosa de
que me penetre. Le susurro al oído que me folle, que quiero notarlo dentro de
mí. Se quita los boxers y le indico con un gesto que en el cajón de mi mesilla
están los condones.
Va a por ellos y me deja un resquicio libre. En ese instante
aprovecho y le agarro su miembro. Está tan duro como una piedra. Sin
apenas dejarle tiempo a que se recomponga de la sorpresa me lo introduzco en la
boca y comienzo a comérselo. Por un momento se queda paralizado sin saber que
hacer. No se esperaba que tomase la iniciativa de ese modo. Segundos después
coge con cuidado mi cabeza con las manos y acomoda el movimiento de sus caderas
al de mi cabeza. Noto su excitación y me excito yo aun más. Quito mi mano que
ayudaba a mi boca para acariciarme el clítoris y dejo que mi boca haga todo
el trabajo. Él sigue, prácticamente, con la misma postura con la que le he
sorprendido, de pie con una pierna recogida con la rodilla apoyada en la cama y
la otra extendida y con el pie en el suelo. Baja la cabeza y me observa como lo
hago. Quita mi mano de mi sexo y comienza a tocarme. Creo que como no
pare al final se va a derramar en mi boca. No me desagradaría que lo hiciera
pero no quiero que termine tan pronto.
Me saco su pene de la boca y alargo la mano libre al cajón de la
mesilla que ha dejado abierto. Cojo la caja de condones y saco uno. Lo abro y se
lo pongo. Ya está preparado para la acción. Me tumbo con las piernas
completamente abiertas y espero que me penetre. Se coloca delante de mí
de rodillas y con una mano se asegura donde está la entrada a mi vagina.
Cuando lo hace, guía a su miembro hacia el agujero. Al entrar dentro de mí me
estremezco y mi respiración se entrecorta unos segundos. Por fin lo tengo
dentro de mí. Noto como cada milímetro de él va ocupando mi vagina rozando cada
una de sus paredes. Me agarro a su espalda y lo atraigo para mí. El comienza a
moverse hacia delante y hacia atrás despacio como si quisiese explorar
con su pene cada resquicio de mi interior. Nos besamos mientras el sigue moviéndose
y haciéndome arder por dentro.
De pronto él se incorpora y saca lentamente su pene casi por
completo. No es posible que se haya ido tan pronto. Si he intentado
llevar los tiempos para que esto no suceda. Entonces me embiste con
fuerza y dejo escapar demasiado alto un gemido. Ha entrado tan profundo que
creo que me ha partido en dos. Lo repite varias veces haciendo que me excite
hasta unos límites insospechados. De lo húmeda que estoy creo que he orinado.
Pero no, es flujo vaginal, mi cuerpo reacciona bien a su juego. Se vuelve
a parar y me sonrie. Quiere escaparse de nuevo pero descubro su jugada y
cierro mis piernas en torno a él empujándolo hacia mí haciendo que me
penetre. Ahora no te escapas chaval. Se deja llevar y coloca casi todo su peso
encima de mí. Me corta la respiración, pero me encanta tenerlo encima. Me besa
y empieza a mover sus caderas hacia delante y atrás nuevamente. Intercala
movimientos rápidos con otros mas lentos mientras me besa intermitentemente.
Mis gemidos de placer se unen a sus jadeos. Somos presa de nuestros
instintos y nos dejamos llevar.
Ya más caliente me apetece tomar el control y sea yo la que
dirija. Cambiamos de postura. Esta vez me coloco yo encima. Se la cojo y la
introduzco dentro de mí. Me encanta sentirla dentro y aun más tan dura como la
tiene. Abro un poco los labios de mi sexo para que mi clítoris entre en
contacto con su piel por completo y el roce me excite más. Comienzo a moverme
para delante y atrás. El agarra mis caderas para sujetarme y sigue mis
movimientos. Se incorpora un poco y me comienza a mordisquear mis pezones. Mis
jadeos comienzan a ser más audibles a la vez que mis caderas se mueven con más
rapidez. Siento como un hormigueo comienza a recorrer mi cuerpo. Me lleva hasta
el y hace que me tumbe encima suya. Se levantan levemente mis caderas y
comienza el a penetrarme con fuerza y velocidad. El hormigueo por todo mi
cuerpo es mucho mas intenso. Creo que voy a explotar de placer y no quiero que
pare. Le agarro con fuerza. Mi corazón va a mil por hora y el suyo también. Su
cuerpo me embiste con fuerza y golpea el fondo de mi vagina con la punta. Mi
clítoris está completamente inflamado y pequeños espasmos se suceden en él que
se transfieren a mi como mini terremotos. Estoy a punto de correrme, solo
espero que el aguante unos minutos más. Quiero que se vaya dentro de mi, que
expulse su semen y se derrame mientras aun me esta penetrando. Sus jadeos son
casi tan sonoros como los míos. Voy a explotar y él lo va a hacer conmigo. Sus
movimientos son mas veloces está prácticamente arqueado golpeándome una y
otra vez. Noto como una corriente eléctrica procedente de mi clítoris se
propaga por todo mi cuerpo haciéndome gritar de placer y me derramo. Segundos
después él hace lo mismo. Comenzamos a pararnos poco a poco. Yo aún noto como
mi cuerpo se estremece. Me quedo un momento tirada sin capaz de moverme encima
de él.
Una vez mas relajados me coloco a su lado sin, apenas, fuerzas y
nos quedamos los dos disfrutando el momento con mi cabeza en su pecho y su
brazo rodeándome y acariciándome el pelo hasta que nos dormimos.
Colaboracion por Luis Lorenzo Un Rincon Olvidado
1 comentarios:
Demasiada descripcion para mi gusto. hay aue ir mas al grano jajajaja
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